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 Las brechas entre el Estado peruano y los pueblos indígenas
Por: Fermín Tiwi Paati*
El Perú se caracteriza por albergar diversos grupos culturales, étnicos y lingüísticos provenientes de la región amazónica, andina y costeña. Esta realidad cultural, étnica y lingüística es reconocida en la Constitución Política del Perú, lo que convierte al Estado peruano un país multiétnico, multicultural, multilingüe. Pero al hacer un breve diagnóstico del rol cumplido por el Estado, se ha mostrado que los gobernantes desconocen a los pueblos indígenas su existencia como pueblos, sus culturas, sus derechos y su geografía. Este desconocimiento histórico ocasiona que las autoridades peruanas pierdan el interés de garantizar, proteger y promover el desarrollo de los pueblos indígenas.
Un desarrollo desde la perspectiva indígena puede ser posible con la participación directa de los propios pueblos indígenas; para ello, resulta de vital importancia la agenda indígena en la escena política. El tema indígena tiene que ser visto no solo como un problema de los indígenas, sino del Estado peruano. De esta manera, los pueblos indígenas recién podrán romper la desconfianza histórica que guardan hacia las autoridades estatales y por fin empezarán a confiar a las autoridades: 1. Viendo sus obras; 2. Viendo que sus compromisos son serios, sin intereses y sin condiciones. Ésta sería la nueva práctica de la democracia intercultural. Cuando los indígenas gocen y ejerzan plenamente sus derechos de ciudadanía estaremos frente a una política de inclusión social.

A continuación analizaremos cuáles son las brechas históricas que hasta la actualidad, el Estado no ha podido resolver:

1.    Exclusión social y desigualdad
La exclusión a los pueblos indígenas siempre ha sido la típica característica del Estado peruano. Esta exclusión es una de las formas de discriminación por ser indígenas, -no han sido incorporados dentro de políticas públicas-, considerados como “salvajes, indios sin almas y sin derechos”. Según los estudios realizados por la BID sobre la región de América Latina y el Caribe arroja un índice de desigualdad más alto, los ingresos, recursos y oportunidades se concentran en un segmento de la población de manera sistemática y desproporcionada, con el acceso limitado a los beneficios del desarrollo. La exclusión social afecta principalmente a los grupos indígenas dificultándoles el acceso a los trabajos formales, crédito, vivienda digna, servicios de salud adecuados, educación de calidad, [ejercicio del derecho político] y sistema de justicia.